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La resistividad eléctrica es una de las propiedades físicas fundamentales de los materiales. La resistividad eléctrica está controlada principalmente por el movimiento de cargas eléctricas en los fluidos que rellenan los poros de la matriz rocosa. El agua pura no es un buen conductor de la electricidad, sin embargo, cuando contiene elementos disueltos (como sucede en la naturaleza) aumenta su capacidad para conducir la electricidad. Por lo tanto, la porosidad de la formación y su grado de saturación condicionan enormemente los ensayos de resistividad eléctrica. Además de los poros, las fracturas en la formación rocosa pueden conllevar bajas resistividades si están saturadas en algún fluido o rellenas de material fino (limos y arcillas).
En la naturaleza, la resistividad eléctrica de los materiales que componen el subsuelo presenta un amplio rango que varía desde 10-3 Ohm.m en algunos minerales hasta 1014 Ohm.m en cristales puros de cuarzo. Estos elevados contrastes permiten que la resistividad eléctrica sea una excelente propiedad para describir los materiales que se encuentran bajo la superficie.
Los métodos geofísicos basados en los principios eléctricos se desarrollaron en la década de 1900 y actualmente se utilizan en muchas aplicaciones como la búsqueda de agua subterránea, minería, arqueología, localización de cavidades, riesgos geológicos, etc. Estos métodos son útiles para realizar investigaciones cerca de la superficie, generando modelos 1D, 2D y 3D.
Cuando se realizan ensayos geoeléctricos en forma de perfiles, se pueden identificar variaciones laterales y verticales de la resistividad, lo cual permite obtener interpretaciones muy detalladas de la estructura del subsuelo. Dentro del abanico de técnicas eléctricas destacan:
Métodos eléctricos
- Sondeos Eléctricos Verticales
- Tomografía Eléctrica
- Polarización Inducida
- Potencial Espontáneo